EL SANADOR: gratitud y corazón


El sanador abre sus brazos al amor y a la gratitud. También muestra aceptación de las habilidades propias o ajenas. Y siempre tiene palabras amables, de aliento y de reconocimiento para el talento, carácter o apariencia externa de los otros.

Buffalo Spirit by Charles Schridde
El modo en que este arquetipo reclama atención a través de aspectos sombríos es el descuido de la salud y bienestar personal. Cuando no escuchamos al sanador interno caemos en hábitos contrarios a la vitalidad, generalmente adicciones que abren la puerta a la enfermedad y el malestar.
Existen cuatro adicciones básicas que engloban todas las demás. Adicción a la intensidad, que fomenta hábitos destructivos para sustituir la sensación de aburrimiento por la de estar vivos. Adicción a la perfección, que vuelve a las personas rígidas e intolerantes con los errores propios o ajenos. Adicción a la necesidad de saber y controlar todo compulsivamente, que convierte al individuo en alguien desconfiado y arrogante. Y adicción a lo que no funciona, que se muestra en una tendencia a exagerar las experiencias negativas y aferrarse a ellas.

PASOS PARA RECORRER LA SENDA DEL SANADOR
  • Poner el corazón en los quehaceres cotidianos. Una fórmula para saber si lo estamos consiguiendo es preguntarse: ¿cómo tengo el corazón, pleno, abierto, claro o y fuerte?, o ¿a medias, cerrado, confuso y débil? Si no nos sentimos con fuerza es porque nos falta coraje para ser auténticos.
  • Experimentar los seis tipos de amor universal: entre compañeros y amantes; entre padres e hijos; entre colegas y amigos; entre maestro y estudiante; terapeuta y cliente; amor a uno mismo y amor universal o espiritual.
  • Visión equilibrada: sentir estas formas de amor prepara a la persona para comprender que la sanación requiere actitudes como recordar lo que hemos olvidado sobre la conexión de las cosas vivientes y no vivientes; abrazar lo que más tememos; abrir lo que está cerrado y ablandar lo duro; experimentar lo divino; creatividad, pasión y amor; aprender a confiar en la vida y mantener un equilibrio entre el dar y el recibir.


ACTOS DE PODER PARA DAR LUZ AL SANADOR INTERIOR
  • Meditación: dedicar entre cinco y diez minutos diarios a la técnica del «acunamiento». Tumbado y con las manos sobre el corazón, izquierda encima de la derecha, hay que reconocer los propios talentos, el amor que se ha dado o recibido, y concentrarse en el propósito de desarrollar la autoestima.
  • Instrumento musical: tocar el tambor. Su sonido imita los latidos del corazón y facilita su purificación. También ayuda a entrar en un estado de conciencia favorable para buscar guía espiritual.
  • Practicar los ocho principios sanadores universales:

  1. llevar una dieta equilibrada
  2. realizar ejercicio físico
  3. reservar tiempo para divertirse
  4. escuchar música
  5. recitar cantos y contar historias que transmitan valores éticos
  6. sentir amor y contacto físico con otras personas
  7. desarrollo de intereses, aficiones y proyectos creativos
  8. pasar tiempo en la naturaleza; y cultivar la fe en lo sobrenatural.
  • Animales de poder: los sanadores están vinculados en general a los cuadrúpedos, renos, ciervos, caballos, vacas… Pero además han de estar en íntima conexión con la naturaleza y los árboles. Por ejemplo, cada primavera, algunos pueblos aborígenes ofrecen sus cicatrices y heridas, físicas o del alma, a un árbol para que las sane. Y hacen la promesa de no volver a hablar de ellas.



Fuente:
http://centrohuellas.wordpress.com/2012/11/17/las-cuatro-sendas-del-chaman/

Imagen:
https://www.pinterest.com/pin/196258496233395520/






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